Paralelismos entre la Biblia y los textos sumerios:

Caín y Abel:
Introducción mitológica: Enlil, dios del aire, ha decidido hacer que crezcan y se desarrollen toda suerte de árboles y plantas, y que reine la abundancia en el país de Sumer. Distribución de las funciones: Con este designio, Enlil crea dos «héroes civilizadores»55, dos hermanos, Emesh (el verano) y Enten (el invierno), y asigna a cada uno de ellos sus funciones propias:
La querella: Una vez cumplida su misión, los dos hermanos deciden ir a Nippur a presentar sus ofrendas a su padre, Enlil. Emesh aporta diversos animales salvajes y domésticos, aves y plantas, mientras Enten contribuye con piedras preciosas y metales raros, árboles y peces. Pero, cuando llegan ante la puerta de la «Casa de la vida», Enten, que está celoso de Emesh, le busca querella. Los dos hermanos disputan violentamente y Emesh termina discutiéndole a Enten su derecho al título de «granjero de los dioses».
El debate ante el dios: Una vez llegados al gran templo de Enlil, el Ekur, cada uno de los dos hermanos expone su caso ante el dios. Enten se queja en términos sencillos, pero vigorosos: Oh, Padre Enlil, tú me has dado a guardar los canales, yo he traído agua en abundancia. Yo he hecho que la granja toque a la granja, he llenado hasta reventar los graneros. He multiplicado el grano en los surcos, Igual que Ashnan, la virgen benévola, he hecho que creciera tupido. Ahora bien, Emesh, el..., que no entiende nada del campo, Me ha maltratado el brazo... y el hombro,... En el palacio del rey... La versión que de la querella da Emesh empieza, por el contrario, con palabras aduladoras destinadas a ganarse los favores de Enlil, pero la continuación es muy breve, al menos hasta el presente, y casi incomprensible. El juicio: Después de haber oído sus alegatos, Enlil responde a Emesh y a Enten: Las aguas que dan vida a todos los países, Enten está encargado de guardarlas; Granjero de los dioses, él lo produce todo. Emesh, hijo mío, ¿cómo puedes compararte a tu hermano Enten? Reconciliación y conclusión: Habiéndose restablecido el orden, después de la sentencia sin apelación del dios, los dos hermanos, respetuosos con la decisión de Enlil, se reconcilian.
Noé
Se sabía ya desde 1862, año en que George Smith, del Museo Británico, descubrió y descifró la tablilla XI de la epopeya babilónica de Gilgamesh, que la narración bíblica del Diluvio no es una creación hebraica. Pero los entendidos se apercibieron más tarde, y no sin alguna sorpresa, que el mito babilónico no era ni más ni menos que de origen sumerio. Ello quedó demostrado por un fragmento de tablilla descubierto en el Museo de la Universidad de Filadelfia, entre la colección de Nippur.
CLIO:
Por ejemplo, la datación de aquel fragmento de arcilla, parcialmente quemado pero perfectamente legible, lo remontaba nada menos que a entre 1900 y 1750 a.C., alrededor de 1.500 años antes de que fuese escrita la Biblia, una prueba más —como siempre han defendido Finkel y otros respetados asiriólogos— de que la redacción del Génesis coincidió con la estancia de los escribas judíos en Mesopotamia (siglo VI a.C.), donde estos, forzosamente, se habrían familiarizado con los registros babilonios.
Además, el protagonista del relato estudiado por Finkel no era el Siuzudra sumerio, sino la versión acadia del mismo personaje, de nombre Atrahasis, más generalmente conocido como Utnapishtim gracias a la difusión del Poema o Epopeya de Gilgamesh, texto que continúa siendo la obra épica más antigua conocida.

El diluvio Tablilla XI
Gilgamesh le dijo, a Utnapishtim el Lejano: «Cuando te miro, Utnapishtim, Tus rasgos no son extraños; incluso como yo eres. Tú no eres extraño; antes bien, como yo eres. ¡Mi corazón te había imaginado como resuelto a batallar, [Pero] descansas indolente sobre tu dorso! [Dime], ¿cómo te sumaste a la Asamblea de los dioses, En tu busca de la vida?» Utnapishtim dijo a él, a Gilgamesh: «Te revelaré, Gilgamesh, una materia oculta (10) Y un secreto de los dioses te diré: Suruppak--ciudad que tú conoces [(Y) que en las riberas del Éufrates] está situada--, Esa ciudad era antigua (como lo eran) los dioses de su interior, Cuando sus corazones impulsaron a los grandes dioses a suscitar el diluvio. Estaban Anu, su padre, El valiente Enlil, su consejero, Ninurta, su asistente, Ennuge, su irrigador. Ninigiku-Ea también estaba presente con ellos; (20) Sus palabras repite a la choza de cañas: "¡Choza de cañas, choza de cañas! ¡Pared, pared! ¡Choza de cañas, escucha! ¡Pared, vibra! Hombre de Suruppak, hijo de Ubar-Tutu, ¡Demuele (esta) casa, construye una nave! Gn 6:14 Renuncia a las posesiones, busea la vida. ¡Desiste de bienes (mundanales) y mantén el alma viva! A bordo de la nave lleva la simiente de todas las cosas vivas. Gn 6:19-20 El barco que construirás, Sus dimensiones habrá que medir. (30) Igual será su amplitud y su longitud. Gn 6:15 Como el Apsu lo techarás". Entendí y dije a Ea, mi señor: "[He aquí], mi señor, lo que así ordenaste Tendré a honra ejecutar. [Pero, ¿ qué] contestaré a la ciudad, a la gente y a los ancianos ?" Ea abrió su boca para hablar, Diciendo a mí, su servidor: En tal caso les hablarás así: "He sabido que Enlil me es hostil, (40) De modo que no puedo residir en vuestra ciudad, Ni poner mi p[ie] en el territorio de Enlil. Por lo tanto, a lo Profundo bajaré, Para vivir con mi señor Ea. [Pero sobre] vosotros derramará la abundancia, [Los] pájaros [selectos], los más excelentes peces. [La tierra se colmará] de riqueza de cosechas. [Aquel que en el ocaso ordena] las vainas verdes, Verterá sobre vosotros una lluvia de trigo". Al primer resplandor del alba, La tierra se juntó [a mi alrededor]. (50-53) (demasiado fragmentario para ser traducido) Los pequeños [llev]aban brea, Al paso que los grandes transportaban [el resto] de lo necesario. Al quinto dia tendí su maderamen. Un acre (entero) era el espacio de su suelo, Diez docenas de codos la altura de cada pared, Gen 6,15 Diez docenas de codos cada borde del cuadrado puentel. Preparé los contornos (y) lo ensamblé. (60) Lo proveí de seis puentes, Dividiéndolo (así) en siete partes. El plano de su piso dividí en nueve partes. Clavé desaguaderos en él. Me procuré pértigas y acopié suministros. Seis (medidas) "sar" de betún eché en el horno, Gen 6,14 Tres "sar" de asfalto [también] eché en el interior, Tres "sar" de aceite los portadores de cestas transportaron, Aparte de un "sar" de aceite que la calafateadura consumió, Y los dos "sar" de aceite [que] el barquero estibó. (70) Bueyes maté para la [gente], Gen 6,21 Y sacrifiqué ovejas cada día. Mosto, vino rojo, aceite y vino blanco [Di] a los trabajadores [para beber], como si fuera agua del río, Para que celebrasen como en el Día del Año Nuevo. A[brí ...] ungüento, aplicándo(lo) a mi mano. [Al sépti]mo [día] el barco estuvo completo. [La botadura] fue ardua, Hasta el punto de que hubieron de cambiar las planchas de encima y de debajo, [hasta que] dos tercios de [la estructura entra]ron [en el agua]. (80) [Cuanto tenía] cargué en él: Cuanta plata tenía cargué en él; Cuanto oro [tenía] cargué en él; Cuantos seres vivos tenía [cargué] en él. Gen 7,7-8 Toda mi familia y parentela hice subir al barco. Las bestias de los campos, las salvajes criaturas de los campos, Gen 7,13-16 Todos los artesanos hice subir a bordo. Samas me había fijado un tiempo: "Cuando aquel que ordena la intranquilidad nocturna, Envíe una lluvia de tizón, ¡Sube a bordo y clava la entrada!~ Aquel tiempo señalado llegó: "Aquel que ordena la intranquilidad nocturna, envía una lluvia de tizón". Contemplé la apariencia del tiempo. El tiempo era espantoso de contemplar. Subí al barco y clavé la entrada. Para clavar (todo) el barco, a Puzur-Amurri, el barquero, Cedí la estructura con su contenido. Al primer resplandor del alba, Una nube negra se alzó del horizonte. Gn 7:11 En su interior Adad truena, Mientras Sullat y Hanis van delante, (100) Moviéndose como heraldos sobre colina y llano. Erragal arranca los postes; Avanza Mnurta y hace que los diques sigan. Los Anunnaki levantan las antorchas, Encendiendo la tierra con su fulgor. La consternación debida a Adad llega a los cielos, Pues volvió en negrura lo que había sido luz. [La vasta] tierra se hizo arlicos como [una perola]. Durante un día la tormenta del sur [sopló], Acumulando velocidad a medida que bufaba [sumergiendo los montes], (110) Atrapando a la [gente] como una batalla. Nadie ve a su prójimo, No puede reconocerse la gente desde el cielo. Los dioses se aterraron del diluvio, Y, retrocediendo, ascendieron al cielo de Anul. Los dioses se agazaparon como perros Acurrucados contra el muro exterior. Istar gritó como una mujer en sus dolores, La señora de dulce voz de los [dioses] gime: "Los días antiguos se han trocado, ¡ay!, en arcilla, Gn 7:23 Porque hablé maldad en la Asamblea de los dioses. (120) ¿Cómo pude hablar maldad en la Asamblea de los dioses, Ordenando batalla para destrucción de mi gente, Gn 8:21 Cuando yo misma di a luz a mi pueblo? ¡Como el desove de los peces llena el mar!" Los dioses Anunnaki lloran con ella, Los dioses, humildemente, están sentados y lloran, Con los labios apretados, [... ] uno y todos. Seis días y [seis] noches Sopla el viento del diluvio, mientras la tormenta del sur barre la tierra. Al llegar al séptimo día, La tormenta del sur (transportadora) del diluvio amainó en la batalla, (130) Que había reñido como un ejército El mar se aquietó, la tempestad se apaciguó, el diluvio cesó. Gn 8:1-2 Contemplé el tiempo: la calma se había establecido, Y toda la humanidad había vuelto a la arcilla. El paisaje era llano como un tejado chato. Abrí una escotilla y la luz hirió mi rostro. Gen 8,6 Inclinándome muy bajo, sentéme y lloré, Deslizándose las lágrimas por mi cara. Miré en busca de la línea litoral en la extensión del mar: En cada catorce (regiones) Emergía una comarca (montañosa). (140) En el Monte Nisir el barco se detuvo. Gen 8,4 El Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, Impidiéndole el movimiento, Un primer día, un segundo día, el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, Impidiéndole el movimiento. Un tercer día, un cuarto día, el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, Impidiéndole el movimiento. Un quinto y un sexto (día), el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, Impidiéndole el movimiento. Al llegar el séptimo día, Envié y solté una paloma. La paloma se fue, pero regresó; Gn 8,8-10 Puesto que no había descansadero visible, volvió. Entonces envié y solté una golondrina. (150) La golondrina se fue, pero regresó; Puesto que no había descansadero visible, volvió. Después envié y solté un cuervo. Gn 8,7 El cuervo se fue y, viendo que las aguas habían disminuido, Come, se cierne, grazna y no regresa. Entonces dejé salir (todo) a los cuatro vientos Y ofrecí un sacrificio. Vertí una libación en la cima del monte. Gn 8,19-20 Siete y siete vasijas cultuales preparé, Sobre sus trípodes amontoné caña, cedro y mirto. Los dioses olieron el sabor, Gn 8,21 Los dioses olieron el dulce sabor, Los dioses se apiñaron como moscas en torno al sacrificante.
De revista CLIO
Lo que Smith ignoraba al publicar sus hallazgos sobre lo que él llamó "relato caldeo del Diluvio", es que una de aquellas tablillas no fue escrita en el siglo VII a.C., sino alrededor de mil años antes, en la misma época en que fue redactada la tablilla en poder de Irving Finkel. ¿Por qué esa enorme distancia en el tiempo entre unas y otras? La respuesta es bien sencilla: se trata de un relato supuestamente alegórico que surgió en Sumeria en torno a 2400 a.C., habiéndose incorporado al corpus de creencias de las sucesivas civilizaciones
En opinión de Finkel y otros muchos expertos, es más que probable que los judíos desplazados a Mesopotamia tras la destrucción del Primer Templo de Jerusalén, suceso que dio lugar al exilio y cautiverio de los hebreos en Babilonia, conocieran de primera mano los hechos culturales de la sociedad que les había "acogido". De hecho, Finkel subraya que las tablillas sobre el Diluvio y otras con contenido similar eran "material escolar"; esto es: su lectura y aprendizaje estaban al alcance de los hijos e hijas de los emigrados hebreos.

Moises

A principios del siglo XX, los arqueólogos desenterraron las tablillas concernientes a la Leyenda de Sargón I (ca. 2371-2316 a.C.), soberano del Imperio de Acad. Como sucedía en las cortes orientales, los escribas palaciegos envolvieron el origen del monarca en las telas del misterio. Al decir de la leyenda, Sargón era hijo de una sacerdotisa y un peregrino. Su madre no deseaba que la gente conociera el nacimiento de su hijo, por eso tejió una cesta donde puso la criatura. Después la depositó en las aguas del Eúfrates para que la llevaran hasta los dominios de Aqqi, jardinero real. Aqqi salvó al niño de la turbulencia de las aguas y lo adoptó como hijo. Con el auxilio de la diosa Istar, el niño creció hasta convertirse en Sargón I.

   La leyenda evoca el relato del nacimiento de Moisés. Su madre, Yoquébed, perteneciente a la tribu de Leví, estaba casada con Amrán, también de la tribu de Leví (Ex 2,1; 6,20). Los levitas conformaban la tribu sacerdotal de Israel, pero solo los varones ejercían el oficio cultual. Aunque Yoquébed no sea sacerdotisa, pertenecía a la tribu sacerdotal y estaba casada con un sacerdote, Amrán. En analogía con Yoquébed, también la madre de Sargón pertenecía al estamento clerical, pues era sacerdotisa.

    Ambas madres temían por sus hijos. La de Sargón no quería que nadie supiera de la criatura, mientras la de Moisés quería salvar a su hijo de las garras del faraón, que había prescrito la muerte de los niños hebreos (Ex 1,16). La sacerdotisa salvó a Sargón de la ignominia depositándolo en una cesta entre los juncos del Eúfrates, hasta que lo encontró Aqqi. Yoquébeb, la esposa de Amrán, salvó la vida de Moisés poniéndolo en una cesta a orillas del Río hasta que lo encontró la hija del faraón. Así como Aqqi adoptó a Sargón como hijo, la princesa adoptó a Moisés. Ambas criaturas poseyeron la mayor grandeza. Sargón alcanzó la cima del Imperio de Acad, mientras Moisés liberó a los israelitas esclavizados en Egipto y los condujo hacia la Tierra Prometida (Ex 2,1-10).
Leyenda del Nacimiento del Rey Sargón I de Akkad, de Babilonia, que gobernó hacia el año 3800 antes de nuestra Era Cristiana, cuya escritura cuneiforme perteneció a la Biblioteca de Assurbanipal: “IX. THE LEGEND OF SARGON, KING OF AGADE”

“Sargón, el poderoso rey, el Rey de Akkad, soy yo. Mi madre fue humilde, mi padre no conocí. Y el hermano de mi padre mora en la montaña. Mi ciudad es Azupiranu, que está situada en la orilla del Éufrates. 5 Mi humilde madre me concibió, en secreto ella me dio a luz. Ella me colocó en una arca de juncos, con betún mi tapa ella cerró; Ella me encomendó en el río, para que no rozara sobre mí. El río me llevó con él, a Akki, el aguador, que me cargó. Akki, el aguador, con [bondad...] me sacó. 10 Akki, el aguador, como su propio hijo... me crió. Akki, el aguador, como su jardinero me eligió. Mientras yo fui un jardinero, la diosa Ishtar me amó, Y por... - cuatro años goberné el reino.”

Job:
Cité estas líneas, entre otras, el 29 de diciembre de 1954, en una comunicación que presenté ante la Society of Biblical Literature, titulada: «Un hombre y su Dios. Preludio sumerio al tema de Job»50. Estas líneas pertenecen a un ensayo poético que yo acababa de reconstruir aquel mismo año, a partir de varias tabletas y fragmentos descubiertos en Nippur. Así, pues, más de mil años antes de que fuese compuesto el libro de Job, un texto sumerio anunciaba los acentos que la Biblia luego amplificaría y popularizaría.

Yo soy un hombre, un hombre ilustrado, y, no obstante, el que me respeta no prospera. Mi palabra verídica ha sido transformada en mentira. El hombre engañoso me ha cubierto con el Viento del Sur. y estoy obligado a servirle. Aquel que no me respeta me ha humillado ante Ti. Tú me has infligido sufrimientos siempre nuevos. He entrado en la casa, y pesado está mi espíritu. Yo, el hombre, he salido a la calle, con el corazón oprimido. Contra mí, el valiente, mi leal pastor ha montado en cólera, y me han considerado con enemistad; Mi pastor ha ido en busca de las fuerzas del mal contra mí, que no soy su enemigo. Mi compañero no me dice ni una palabra de verdad, Mi amigo da un mentís a mi palabra verídica. El hombre engañoso ha conspirado contra mí, Y Tú, Dios mío, Tú no lo contrarías... Yo, el sabio, ¿por qué me hallo ligado a jóvenes ignorantes? Yo, el ilustrado, ¿por qué soy tenido entre la legión de los ignorantes? El alimento está en todas partes, y, no obstante, mi alimento es el hambre. El día cuyas partes han sido atribuidas a todos, ha reservado para mí la del sufrimiento.


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